El desafío de ciudades más humanas

Por Miguel Alemparte

En Chile, la planificación urbana sigue siendo un tema crucial. Sin embargo, la conversación no logra convocar a actores que podrían marcar una diferencia: arquitectos y urbanistas. A pesar de los avances del Estado en los últimos 35 años, este vacío se hace evidente al analizar informes anuales, como el reciente Índice de Calidad de Vida Urbana (ICVU).

Cada año, estos rankings repiten el mismo diagnóstico: comunas con mayores ingresos disfrutan de mejores condiciones, mientras otras parecen estancadas. La desigualdad urbana se ha convertido casi en una realidad asumida que no cuestionamos suficientemente. No obstante, lo que es aún más preocupante es que, en pleno siglo XXI, seguimos discutiendo sobre el futuro de nuestras ciudades sin ubicar a los arquitectos y urbanistas en el centro de esta conversación.

Chile tiene muchas ciudades con potencial de mejora, pero, para que esto se materialice, es necesario replantear cómo estamos planificando nuestras ciudades. Algunas comunas han logrado avances en calidad de vida gracias al crecimiento económico, al turismo o por ser polos de inversión público-privada. Vitacura, Punta Arenas y Concepción, entre otras, se ubican en la parte alta de los rankings, ofreciendo a sus habitantes niveles de bienestar comparables con ciudades del mundo desarrollado. Ahora bien, con creatividad y gestión eficiente, es posible generar mejoras sustantivas en comunas de menores ingresos. Ejemplos internacionales lo demuestran: ciudades como Medellín o La Paz han logrado, a través de planificación urbana, importantes avances en movilidad y espacio público.

Entonces, ¿Cómo logramos que comunas con menor gestión y recursos mejoren su entorno urbano, movilidad y calidad de vida? La respuesta pasa por adoptar un enfoque integral. Las decisiones sobre la ciudad no pueden recaer únicamente en políticos o economistas.

Los chilenos deberíamos sentir orgullo por nuestras ciudades; de ahí, la necesidad de generar identificación con los espacios que habitamos. Si queremos mejorar la calidad de vida urbana, debemos entender el diseño urbano como una herramienta fundamental para el bienestar colectivo. Nuestras ciudades no pueden seguir reflejando las diferencias económicas y sociales: deben aspirar a representar el bienestar de todos, sin importar origen, ni lugar de residencia. ¿Cómo podemos entonces aportar desde el sector inmobiliario? En el caso particular de Grupo Inmobiliario Núcleos la hoja de ruta viene considerando esto desde un tiempo ya. Es por ello que desarrollamos proyectos tanto en comunas bien posicionadas en los rankings, como en otras de menores ingresos, donde trabajamos junto al Estado en iniciativas de integración social. En dichas obras buscamos plasmar nuestra visión de ciudad, planificación y calidad de vida. Nuestra experiencia en la ejecución de este tipo de desarrollos nos permite involucrarnos en el desafío de diseñar con un objetivo claro: que nuestras soluciones propicien el bienestar y la prosperidad de las personas. Pensando precisamente en estas experiencias, destaco en consecuencia la preocupación y el cariño en el diseño de los espacios comunes y áreas verdes del proyecto Los Acacios, en la comuna de Renca, que junto a sus sectores de juegos infantiles y equipamiento deportivo generan instancias de recreación, relajo y entretención para todos los integrantes del grupo familiar. Así mismo la decisión de escoger ubicaciones emplazadas en el centro urbano de las ciudades, con el fin de disminuir los tiempos de traslado de las personas que deben salir a trabajar, como es el caso de los proyectos Bandera (Concepción) y Montevideo (Antofagasta).

En definitiva, ya sea diseñando proyectos inmobiliarios en comunas de altos o bajos ingresos, estamos convencidos de que la calidad de vida de las personas está siempre al centro de nuestro quehacer, desde la arquitectura hasta la gestión comercial.