Invertir en bienes inmuebles es uno de los pasos más importantes que daremos en la vida, por esa razón debemos estar lo mejor informados antes de tomar una decisión. A continuación, vamos a aprender algunos conceptos que nos ayudarán a determinar la calidad en la construcción con la finalidad de elegir sabiamente y evitar riesgos.
La antigüedad se refiere a la cantidad de años que han transcurrido a partir de la construcción del inmueble o de su última rehabilitación integral. Es uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta para determinar el estado general del inmueble, ya que el deterioro podría implicar gastos adicionales para el comprador.
Se refiere a los cambios que se han realizado a la estructura o fachada de un inmueble, así como obras de restauración o remodelación del edificio. Una alteración puede incluir ampliaciones y supresiones, es decir, aumentos o disminuciones del tamaño original de la obra. Es importante que las alteraciones no comprometan la estructura del edificio, por ejemplo, fijarnos en que los muros de carga no se hayan visto afectados.
Un concepto importante porque plantea el equilibrio entre dos criterios: el primero verifica el máximo de metros cuadrados permitidos para la planta baja del inmueble. El segundo criterio se refiere a la cantidad máxima de metros cuadrados permitida para los pisos superiores. Estos números se obtienen a partir de la superficie total del terreno, descontando las áreas de uso común.
Se refiere al volumen de construcción máximo autorizado para cada predio, tomando en cuenta límites de edificación, distanciamiento, altura total, densidad por metro cuadrado. Siempre debemos considerar este concepto al adquirir un inmueble remodelado, pues algunas alteraciones podrían exceder la capacidad máxima de edificación y comprometer la calidad en la construcción.
Se trata de una medida que se obtiene a partir del uso de suelo donde está ubicado el inmueble. Este concepto toma en cuenta la forma en que están distribuidos los beneficios y cargas del desarrollo urbano, es decir, el tipo y cantidad de comercios, así como la densidad de uso residencial.
Es importante conocer el tipo de suelo donde se ubica el proyecto inmobiliario para determinar si la calidad en la construcción corresponde con los requisitos necesarios. Por ejemplo, en suelos blandos la sensación de movimiento sísmico siempre será mayor y se requiere un tipo de diseño estructural y cimentación especiales como la tecnología hidráulica o el uso del acero.
El proceso de construcción del proyecto debe apegarse a la Ley General de Urbanismo y Construcciones con el fin de que cumpla con los estándares técnicos y de diseño. Para vigilar que la obra se apegue a la norma, se cuenta con la figura de un Inspector técnico, un profesional o persona jurídica que debe ser independiente del constructor.
Se trata de un documento que detalla cada paso del desarrollo de la obra. Es una especie de bitácora donde se registran, de forma cronológica, las instrucciones y observaciones por parte del Inspector técnico y de los supervisores de la Dirección de Obras Municipales o cualquiera que sea el organismo que ha autorizado la ejecución del proyecto.
Si vamos a adquirir un inmueble nuevo, podemos preguntar todas nuestras dudas al ingeniero o arquitecto a cargo. Si se trata de un edificio antiguo, debemos recurrir al libro de obras para consultar todos los aspectos que hemos presentado en este artículo y así comprar un inmueble de la mejor calidad posible.
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